Acaba 2005. Un año, un largo año en el que ha habido tiempo para lo bueno y para lo no tan positivo. Creo que a excepción de la salud, casi todo está en nuestras manos, por lo que soy bastante reacio a lamentarme por algo no conseguido, a arrepentirme por algo arriesgado o a venirme abajo por un resultado no deseado. Creo que siempre podemos hacer más, siempre podríamos haber puesto algo más de carne en el asador para llegar a ese punto de mejora que, en nuestro mundo acomodado, a muchos ni siquiera interesa intentarlo.
Y comenzará 2006, un año más del que restaremos nuestro año de nacimiento y nos daremos cuenta de que somos una año mayores. A mis años por el momento me siento joven y en la mayor parte de los casos no me gustaría volver atrás. En las alforjas he pasado muchos años de duro estudio, de exilio en Madrid y de largo camino hasta encontrar a mi media naranja, a mi compañera de dulces sabores y sinsabores.
En la plenitud, sólo falta un paso más, un paso arriesgado del que, independientemente del resultado, sé que no me habré arrepentido cuando, dentro de un año, encaremos 2007.
sábado, 31 de diciembre de 2005
Fin de año, fin de ciclo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)