sábado, 29 de marzo de 2008

En la empresa 2.0, los trabajadores más conectados son los más rentables

En la empresa 2.0, los trabajadores más conectados son los más rentables. Según la 'paradoja de la productividad', la tecnología no mejora el rendimiento laboral. Sí lo consigue, en cambio, la información y las redes sociales.

La paradoja de la productividad ha desafiado a los economistas desde la década de 1980. Como ya explicaba Enrique Dans en un artículo (pdf) en ABC en el año 2000, esta paradoja consiste en la "no evidencia de ganancias de productividad asociadas a la inversión en tecnologías de información, por así decirlo, la idea de que todo ese dinero gastado en ordenadores realmente no sirve para nada". Pero, ¿cómo es posible que no se haya demostrado el efecto de las tecnologías de la información a pesar de su evidente impacto en la forma de trabajar en el mundo corporativo?

Erik Brynjolfsson, del MIT Center for Digital Business, ha sido uno de los investigadores que más activamente ha tratado de aclarar esta paradoja (publicó una revisión sobre el tema ya en el año 1994 y numerosos artículos sobre el valor para las empresas de las tecnologías de la información). En Beyond the productivity paradox (pdf) explicaba la necesidad de mejorar los métodos de observación del funcionamiento de las organizaciones, más allá de las medidas brutas de inversión en tecnologías y de productividad por trabajador. Sólo de este modo sería posible entender cómo la tecnología influye sobre el comportamiento y rendimiento de trabajadores y organizaciones. La cuestión no es trivial dado que, por ejemplo, se considera que a día de hoy más del 70% de los empleados estadounidenses trabaja con información, son 'information workers'.

Pero sólo muy recientemente, los analistas han dejado de medir los tangibles -la tecnología- para preocuparse por los intangibles -los flujos y gestión de información en las organizaciones-. Y de este modo, parece que la paradoja empieza a disolverse. Un reciente trabajo del propio Erik Brynjolfsson, junto con Sinan Aral y Marshall Van Alstyne (Productivity Effects of Information Diffusion in Networks, pdf) proporcionó al fin, según sus autores, la primera evidencia empírica de que la difusión de la información dentro de las redes de una organización mejora la productividad. El artículo ha sido objeto de una información de la escuela de negocios MIT Sloan Management, Understanding productivity in the Information Age, en la que se hace un buen resumen de sus principales resultados.

Information hubs

Los autores tuvieron acceso a diez meses de datos del flujo de correo electrónico dentro de una empresa dedicada a la selección de ejecutivos. Los principales resultados muestran que aquellos empleados con fuertes redes sociales (basadas en el número de contactos y de correos electrónicos que envían y reciben) reciben antes y más nueva información que sus colegas peor conectados y, como consecuencia, son más productivos. Así logran completar más proyectos por unidad de tiempo y generan más beneficios a su empresa. Si nos vamos a los detalles, podríamos identificar estos patrones básicos en los flujos de información dentro de la empresa:

  1. Se diferenciaron dos tipos de información por su modo de difusión. Las novedades se distribuyen principalmente por cuestiones de proximidad demográfica (sexo, edad, etc.) o dentro de la propia red social, pero no por la proximidad funcional (relaciones de autoridad o existencia de colaboraciones previas). Por el contrario, las discusiones por correo electrónico se desarrollan más fácilmente entre personas con ciertos vínculos en común, ya sean demográficos o de relación funcional, y se difunden principalmente a lo largo de la jerarquía de la empresa.
  2. Las tecnologías de la información mejoran la productividad al facilitar la multitarea. Los trabajadores mejor conectados no acaban antes sus proyectos, pero trabajan en varios a la vez. El resultado neto es que acaban siendo más productivos, al menos hasta un límite. Por tanto, parece que la multitarea sólo es positiva si es limitada y a partir de cierto punto resulta contraproducente, quizás por sus efectos secundarios.
  3. El acceso a nueva información mejora la productividad. Para medir el acceso a nueva información, los investigadores rastrearon la presencia de palabras inusuales en los correos (dado que estaban encriptados y no pudieron realizar análisis de sus contenidos). Estimaron que, en términos estadísticos, cada palabra nueva se correspondía con un beneficio de 700 $.
  4. Una red diversa de contactos se traduce en una mayor productividad. Las personas que concentran los flujos de correos (los 'centros de información' o 'information hubs') son más productivos, debido a que son capaces de captar nueva información de un modo más rápido que sus colegas.

En resumen, más y más diversas relaciones sociales mejoran las habilidades para la gestión de la información y esto se traduce en incrementos en la productividad. Pero este estudio analiza una tecnología y un canal de comunicación, el correo electrónico, que camina rápidamente hacia la obsolescencia. El artículo del grupo del MIT ha sido comentado en Adoption Curve, Information hubs in a post-email world, donde se preguntan por la relevancia de estos resultados en entornos en los que el correo cede importancia ante otros canales digitales de comunicación, desde la mensajería instantánea a herramientas de microblogging como Twitter.

Además, la irrupción de la web 2.0 y de los usuarios como creadores de contenido ha provocado una exuberancia de información, que además ya no se concentra tras los muros corporativos. Cuando la información se convierte en una mercancía o 'commodity', deja de tener valor por si misma. En este sentido, serán aquellos capaces de acceder mejor y más rápido a la información y que le den mejores usos mediante su remezcla y uso creativo -los brokers de conocimiento- quienes aporten más valor en las 'industrias del conocimiento'. El hecho de que esta tendencia ya se evidencie con redes sociales basadas en tecnologías tan poco sofisticadas como el correo electrónico, no hace más que indicarnos el impacto de este proceso en la empresa 2.0.

Vía: Juan Freire (Soitu).

1 comentarios:

Posicionamiento web cordoba dijo...

Es que dado al avance tecnológico y la conectividad de los usuarios, los empleados deben estar a la altura.