miércoles, 16 de agosto de 2006

De vuelta tras las vacaciones

Tras una buena temporada sin publicar cómo me va, retomo hoy mi blog. Coincide además que, como un gran número de personas, hoy me he reincorporado al trabajo tras las vacaciones.

Comencemos por lo más cercano a mi último post en el blog. Una semana más tarde de dicho post, afronté lo que fue la última parte de la mudanza, dejando mi piso en Madrid y muchos años de vivencias y experiencias que no pasarán desapercibidas ya nunca en mi memoria vital. Dejé mi piso, devolví las llaves y afronté un viaje en el día más frío que se ha vivido en la mitad norte durante los últimos lustros. Y con fortuna, porque me libré de un colapso en la autovía A-8 que salvé saliéndome por la carretera general. Después, fue cuestión de bajar los últimos paquetes de ese material, no sé si también lastre, que me acompañó en mi retorno a mi tierra.

Me incorporé al lunes siguiente a mi nuevo trabajo. Si analizo lo que ya son unos cuantos meses el balance ha sido enormemente positivo, y desde el primer día la acogida fue magnífica. Las personas, el ambiente y el rol que desempeño son lo que esperaba. Conseguir lo esperado facilitó afrontar una difícil etapa: la de conseguir vivienda.

Cuatro largos meses hicieron falta para encontrar la casa de nuestros sueños; una vivienda que puede considerarse definitiva conseguida en plena juventud, tratando de minimizar cualquier posibilidad de mudanza en muchos años, salvo por imponderables. Fue necesario batallar con bancos, con el antiguo propietario y con un larga lista de dificultades para conseguirlo; finalmente lo logramos y desde primeros de julio de 2006 ya vivimos en nuestro nuevo hogar.

Este verano ha sido diferente, por primera vez más de una década no he tenido que regresar a Madrid al final de las vacaciones, en un retorno que los últimos años era difícil de afrontar. Curiosamente ayer coincidió que tuvimos que transportar nuestros trastos, pero esta vez fue desde una casa de un familiar a nuestro nuevo hogar.

Ahora sólo queda, con mucha calma, ir abriendo cada caja, encontrar recuerdos, cosas que ya olvidamos, cosas que ya no sirven, u otras a las que daremos un nuevo uso, un nuevo sentido en esta nueva vida.