martes, 31 de marzo de 2009

Con el mismo sueldo cobramos 1.000 € de paro frente a 2.300 € de jubilación

Os voy a contar la paradoja de la prestación por desempleo y de la pensión de jubilación.

Erase una vez dos trabajadores. Los dos empleados se esforzaron en su época de estudiante, accedieron al mercado laboral, y con esfuerzo lograron hacerse un hueco en empresas de reconocido prestigio.

Su carrera profesional fue rápida, y pronto tuvieron la recompensa de un salario acorde a su nivel de responsabilidad y aportación a sus respectivas empresas. Con apenas treinta años tenían una remuneración muy por encima de la media, puesto que ocupaban puestos de dirección.

Tenían un salario que topaba las bases de cotización a la Seguridad Social, que se situaba en los 45.000 € brutos anuales, 7.000 € por encima del dicho tope. Efectivamente eran muy afortunados, esos salarios no los tiene todo el mundo, incluso gente con mayor esfuerzo o preparación podían merecerlo tanto como ellos. Pero la realidad les sonrió y con ese salario, percibían unos 2.300 € netos al mes, en 14 pagas, estaban casados, aunque sin hijos y su pareja no trabajaba.

Ya que la vida les sonreía, decidieron acceder a una vivienda en un mercado inmobiliario desorbitadamente caro. Compraron una vivienda de unos 300.000 €, quizá podían haber comprado más barato, en otra zona, o con menos metros, pero al fin y al cabo la vida les sonreía, eran optimistas, y empezaron a pagar una hipoteca de 1.200 € al mes.

Posteriormente los tipos de interés subieron, y subieron, y su hipoteca se fue encareciendo hasta alcanzar 1.700 € al mes.

El primero de nuestros dos trabajares, el mayor de ellos, resistió el temporal, tuvo la suerte de mantener su empleo, y tras 40 años pagando su hipoteca, pago su vivienda y le llegó su merecida jubilación. Ya sin obligaciones económicas, le llegó su pensión. Era una buena pensión, cercana a la máxima, prácticamente unos 2.300 € netos al mes, similar a lo que cobraba de sueldo en la empresa, y junto con su pareja vivieron una jubilación feliz y desahogada.

Pero el segundo de nuestros dos trabajadores, el menor de ellos, con 33 años y quince cotizados, perdió su empleo en 2009. Confiado de tener un país con políticas sociales, fue a solicitar su prestación por desempleo. Cuál fue su sorpresa cuando le comunicaron que apenas superaría los 1.000 € netos al mes. Cabizbajo salió de la oficina de empleo, pasaron los meses y perdió su vivienda por no poder hacer frente a los pagos de la hipoteca.

Moraleja: ¿Cuándo necesitamos más que nos mantengan el poder adquisitivo, en el paro o en la jubilación?

¿Por qué las bases cotización a la Seguridad Social están topadas en 38.000 € y pagamos más en ese concepto cuando la prestación por desempleo equivaldrá al sueldo que cobramos con 17.000 €?

lunes, 30 de marzo de 2009

Cómo vender cuando nadie vende (y 2)

La semana pasada, compartía con vosotros un artículo titulado Cómo vender cuando nadie vende.

A modo de ampliación de información, Neil Rackham, referente mundial en ventas hace 4 recomendaciones exclusivas para los gerentes de ventas:

  1. Cree una diferencia única o quédese fuera de la venta. Los directores más efectivos tienen objetivos claros al involucrarse en las ventas. El factor común es que están ahí para hacer algo específico que ellos, y sólo ellos, pueden hacer.
  2. Acepte la mitad de las oportunidades con el doble de profundidad. La mayoría de los directores participan de una manera muy superficial en una venta. En un mundo donde vender con inteligencia supera a vender en cantidad, quienes crean que pueden vencer basados en conocimientos superficiales de la cuenta están posicionándose en el fracaso.
  3. “Construya” sobre las capacidades de su gente, no sobre las propias. Es raro que los directores de venta subestimen a sus vendedores de manera deliberada, pero muchas veces lo hacen involuntariamente. Tanto en un caso como en el otro, las consecuencias son negativas porque dañan la credibilidad y la capacidad de su gente sin darse cuenta.
  4. Implemente su estrategia de salida cuanto antes. Sería modestamente rico si recibiera un dólar cada vez que escucho a un director de ventas decir lo siguiente: “El cliente sigue llamándome a mí y se siente ofendido cuando lo remito a un vendedor”. Los directores inteligentes preparan al cliente para tratar con sus subalternos desde el primer momento: aclaran que su función no es más que una adición temporal al esfuerzo de ventas, respaldan al vendedor y le dan los recursos que necesiten.

vía HSM.