martes, 19 de septiembre de 2006

Nos casamos

Estimado sacerdote, padres, hermanos, demás familiares y amigos:

Un uno de enero de hace unos cuantos años, aún sin ella entre nosotros, recibí el Bautismo de manos del mismo sacerdote, que hoy nos acompaña, como puerta de entrada que abre el acceso a los otros sacramentos.

Hoy ella y yo, os agradecemos vuestra presencia en este día de celebración y os trasladamos el honor que para nosotros supone poder compartir con vosotros este momento, que es sin duda único e irrepetible.

Durante los últimos años, habéis sido testigos de excepción de nuestra relación, que nos habéis ayudado a cimentar, a alimentar y a consolidar. Nuestro amor es ahora tan infinito como unos novios pueden alcanzar, y es por ello que hemos tomado la decisión de unirnos en santo Matrimonio.

Os invitamos a participar activamente en esta jornada y pedimos a Dios que ella y yo sepamos ser un faro, constante y decidido, para mantener guiada y a salvo la familia que hoy iniciamos, contribuyendo a perpetuar la luz de los valores que nos habéis dado la oportunidad y el privilegio de poder aprender, generación tras generación.

miércoles, 16 de agosto de 2006

De vuelta tras las vacaciones

Tras una buena temporada sin publicar cómo me va, retomo hoy mi blog. Coincide además que, como un gran número de personas, hoy me he reincorporado al trabajo tras las vacaciones.

Comencemos por lo más cercano a mi último post en el blog. Una semana más tarde de dicho post, afronté lo que fue la última parte de la mudanza, dejando mi piso en Madrid y muchos años de vivencias y experiencias que no pasarán desapercibidas ya nunca en mi memoria vital. Dejé mi piso, devolví las llaves y afronté un viaje en el día más frío que se ha vivido en la mitad norte durante los últimos lustros. Y con fortuna, porque me libré de un colapso en la autovía A-8 que salvé saliéndome por la carretera general. Después, fue cuestión de bajar los últimos paquetes de ese material, no sé si también lastre, que me acompañó en mi retorno a mi tierra.

Me incorporé al lunes siguiente a mi nuevo trabajo. Si analizo lo que ya son unos cuantos meses el balance ha sido enormemente positivo, y desde el primer día la acogida fue magnífica. Las personas, el ambiente y el rol que desempeño son lo que esperaba. Conseguir lo esperado facilitó afrontar una difícil etapa: la de conseguir vivienda.

Cuatro largos meses hicieron falta para encontrar la casa de nuestros sueños; una vivienda que puede considerarse definitiva conseguida en plena juventud, tratando de minimizar cualquier posibilidad de mudanza en muchos años, salvo por imponderables. Fue necesario batallar con bancos, con el antiguo propietario y con un larga lista de dificultades para conseguirlo; finalmente lo logramos y desde primeros de julio de 2006 ya vivimos en nuestro nuevo hogar.

Este verano ha sido diferente, por primera vez más de una década no he tenido que regresar a Madrid al final de las vacaciones, en un retorno que los últimos años era difícil de afrontar. Curiosamente ayer coincidió que tuvimos que transportar nuestros trastos, pero esta vez fue desde una casa de un familiar a nuestro nuevo hogar.

Ahora sólo queda, con mucha calma, ir abriendo cada caja, encontrar recuerdos, cosas que ya olvidamos, cosas que ya no sirven, u otras a las que daremos un nuevo uso, un nuevo sentido en esta nueva vida.

lunes, 20 de marzo de 2006

Mudanza

Estoy en días de mudanza. Han sido muchos años en una ciudad distinta, en un par de pisos diferentes, no muy grandes, eso sí. Cada caja que he llenado, cual lastre lleno de recuerdos, supone un poco más de peso en esa mochila que todos llevamos en nuestro caminar por la vida.

Una semana y todo habrá acabado. Una semana y todo comenzará de nuevo. Así me planteo esta nueva andadura, llena de ilusión con una apuesta en la que pondré todo lo que esté en mi mano por alcanzar el éxito.

jueves, 5 de enero de 2006

Otra noche de soledad en Madrid

Madrid, ciudad que me ha visto durante los últimos años es un urbe en la que no se puede poner un pero a sus habitantes en lo relativo a la acogida a los forasteros. Existe una especie de pacto implícito por el cual estar en Madrid es más importante que ser de Madrid, que invita a no preguntar y a integrarse en su sociedad urbana.

Lo arriba comentado hace aún más inexplicable sentirse sólo entre tanta gente acogedora, entre tantas cosas que hacer. Parece injustificable pararse a pensar, a sentir que estás sólo y a volver a medir distancias como si sólo hiciera un mes desde la llegada por primera vez a esta ciudad.

Pero la vida sigue, como comentaba a principios de año, creo que está en nuestra mano que cada año sea lo mejor que potencialmente pueda ser y en ello estoy, a ello os invito porque la vida es para pilotarla, no para dejarse llevar por la rutina o por una posición más o menos estable.

Con hora y media pasando de las doce de la noche, os dejo para sumirme en un merecido, aunque corto, descanso.