Faros en peligro de extinción

Los faros fueron su día los vigías y las guías de los hombres de mar, hoy día son elementos a conservar, que merecen la pena sobrevivir a las nuevas tecnologías.

Pocas cosas como estar en tierra firme, en un día con niebla y estar suficientemente cerca como para oir las berronas de los faros, elementos acústicos que se pueden oir a unas millas de los faros cuando no hay visibilidad, a tan poca distancia como para estar en peligro.

Los que más conozco y visito están situados en las costas de Galicia y de Cantabria, pero en cualquier viaje a un lugar bañado por el mar, visitar el faro de la localidad en cuestión es, para mí, una parada casi obligada, como este verano en Finisterre.

Echando la vista atrás, en algún verano en Cantabria cuando aún vivía en Madrid, aprovechábamos para ir en barco por la bahía de Santander, y fue tema de conversación que el faro de la Isla de Mouro estaba descabezado.

Siguiendo el blog de OnlyMary, llegué a la web de Faros de Cantabria, y pude repasar la historia del faro de la Isla de Mouro. Tirando de hemeroteca, el faro de Mouro estuvo sin cabeza quince años, desde 1989 hasta el 27 de abril de 2004, cuando se le instaló un nuevo fanal. Entre otras causas, el retraso fue debido, una vez más, a un tema de trasferencia de competencias, en este caso entre la Demarcación de Costas y el Puerto de Santander.


Los faros están presentes hasta en nuestra vida social y laboral, me encanta la expresión "hacer el faro", refiriéndos a una persona que al hablar en una mesa de reuniones o en una presentación, es capaz de ir dirigiéndose a toda la audiencia girando como un faro, para mantener la conexión visual y atención de sus oyentes.