Creo que estoy sobreturado de tanta doble moral con el tema de las Olimpiadas.
Cada vez estamos más lejos del barón Pierre de Coubertin, nos creen tan inocentes como para creernos que el vil metal no está detrás de cada olimpiada moderna, y que las sedes se eligen con fines humanitarios, aperturistas y sin ánimo de lucro. Estos aspectos, que podrían ser algunos de los fines, son ahora únicamente excusas, porque las presiones cada vez son mayores, y los intereses económicos crecientes.
Me quedo, aunque no sean tan buenas para la salud, con las Olimpiadas de Matemáticas, de Física, de Escritura, y otras muchas, que creo que por el momento son menos negocio, y espero que así sea por muchos años.
viernes, 11 de abril de 2008
Olimpismo moderno y doble moral
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